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Informe de la Comuna 13 denuncia que la guerra se mantiene
La Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) presentó este 25 de noviembre su informe sobre el desplazamiento intraurbano en la Comuna 13, su relatora denunció que la violencia aún se mantiene.
Agencia de Prensa IPC / Sábado 26 de noviembre de 2011
 

Durante la presentación del Informe ‘Desplazamiento en la Comuna 13: la huella invisible de la guerra en las ciudades’, el grupo de Hip-Hop C15 quiso rendir un homenaje a las víctimas de la violencia en su comuna. “Queremos que conozcan la energía de la 13. Este es un día para la memoria pero queremos que sea una vida para la memoria”, decía Jeihhco en nombre del grupo que fue fundado en 2004 por ‘Colacho’, joven hip hopero asesinado en 2009.

Según la relatora del informe, Luz Amparo Sánchez, la violencia en la zona se mantiene y es tan tangible que el equipo de investigadores de Memoria Histórica tuvo que detener su trabajo de campo porque no estaban dadas las condiciones para continuarlo. Pese a ello, y tras dos años de trabajo ininterrumpido, se entregó hoy a la comunidad este documento histórico.

¿Cómo construir memoria si aún no termina el conflicto?

Luz Sánchez (LS): La memoria tiene condiciones óptimas cuando se puede hablar del pasado. Y lo que pasó en este informe es que la gente nos contaba sus historias advirtiéndonos que seguían pasando. No es un recuerdo tranquilo, tiene mucho dolor y rabia por la impunidad y porque se mantiene la violencia.

En este momento no puede hacerse una memoria separada de la denuncia: las personas difícilmente elaboran el duelo y a veces ni les da tiempo pues ya les están pasando otras cosas. Aquí hay personas que tienen huellas de la violencia desde el 2.000 y que no pueden ni quieren esperar a que finalice para poder hablar. Lo terrible cuando hay situaciones reiteradas es que al principio la gente responde pero, si se da una y otra vez, están en riesgo de perder su capacidad de resistencia.

¿Para qué sirve esta memoria si persiste la violencia que le da origen?

LS: En parte la palabra les libera y sobre todo aquí aparece una dimensión política del dolor que no olvida. Las víctimas no pueden aplazar esa necesidad de que su dolor no sea único, aislado, sino que sea algo que ayude a recordar que esto tiene una responsabilidad del Estado y le compete a la sociedad.

¿Qué respuestas ha dado la comunidad a la guerra?

LS: Las respuestas tienen un sello juvenil. Los jóvenes que fueron hijos de ese proceso violento pero que se resisten. Sin embargo, hacen canciones rememorando Orión y ahora hacen canciones hablando de sus propias víctimas, de que ‘Colacho’ su compañero fue asesinado. Es resistir y morir. Indudablemente las víctimas jóvenes son las únicas capaces de hablar a través de nuevos lenguajes, única posibilidad de mantenerse en el territorio y poder expresarse. Ellos están en una situación de riesgo y resisten, pero no es fácil.

Una violencia acelerada y degradada

Para Gonzalo Sánchez, Coordinador del equipo de Memoria Histórica de la CNRR, la pregunta sobre la Comuna 13 y su violencia lleva a cuestionar la manera como se ha confrontado el tema. “Ahí ha habido un asunto de fondo y es que no se ha reconocido su profundidad. En algún momento hubo la percepción de que Medellín estaba pacificada cuando realmente se estaban ocultando muchas dinámicas no resueltas. Lo peor que puede suceder con un conflicto es cerrarlo cuando realmente no está cerrado”, añadió.

La guerra urbana en la 13 degradó sus prácticas en muy poco tiempo, al punto de hablarse, según informes de riesgo de la Defensoría del Pueblo en 2002, de minas antipersonal en la zona rural y de riesgo de homicidios selectivos, masacres y desplazamiento forzado. Este desplazamiento fue puesto de relieve en el informe que señala la salida de sus hogares, entre 1980 y el 2009, de 3.503 personas.

¿Por qué las prácticas violentas en la 13 se degradaron en tan poco tiempo?

LS: Esa disputa tan fuerte que era ‘hegemonía o muerte’, esa planeación de los paramilitares y el acoso de un actor sobre el otro llevaron a que se rompiera cualquier límite. La población que estaba ahí fue a la que le tocó todo: ver, participar y quedar horrorizada así no participara. La disputa a muerte por apropiarse del territorio rompió todos los límites.

¿Cuáles fueron las prácticas más degradantes encontradas durante la investigación?

LS: Es hasta difícil volver a nombrarlas. Una de las más terribles fue la fragmentación de cuerpos y su exposición en lugares públicos donde conducían a algunas personas a que los vieran como muestra de terror. Esa era una manera de matar también a los vivos.

¿Qué pasó con los espacios cotidianos cuando llegó la violencia?

LS: Se trastocaron: la parte alta de la Comuna 13, donde se hacían paseos y torneos, es hoy un lugar de muerte. Los talleres de memoria los pintaban, dibujaban y señalaban como esos lugares de horror. Supimos de una señora a quien despojaron de su casa y luego la llamaron para contarle que los paramilitares habían torturado y enterrado a alguien allí. Eso ha significado para toda la familia la negación absoluta a retornar y configura como tal un destierro. Ahí no hay nada que decir, una persona así no va a querer volver a su casa.

Ante ese destierro, ¿qué tan organizados están los desplazados intraurbanos?

LS: La población desplazada intraurbana no tiene organización: resiste en la medida que sobrevive aisladamente con su familia. El destierro es diáspora, desarraigo, miedo y separación y por eso no hay una organización para resistirlo. Las únicas formas organizadas se dan cuando hay un desplazamiento masivo y permanecen juntos durante un tiempo, esa es la única manera en que se hacen visibles.

Respuesta institucional y perspectivas de futuro

En 2012 la Operación Orión, realizada bajo la bandera de la Seguridad Democrática de Álvaro Uribe Vélez y con Luis Pérez Gutiérrez como Alcalde de Medellín, cumplirá 10 años. Para Luz Amparo Sánchez el tiempo demostró que fue un fracaso total, “reportes como el de 2010, que estuvo marcado por desplazamientos masivos en el Salado y en Altos de la Virgen, dejan sin defensa o validación a esa operación. Además, las técnicas de horror utilizadas hoy son las mismas que se usaban antes de esa operación, entre ellas el incendio de las casas”, añadió Sánchez.

El conflicto en la Comuna 13 nunca ha cesado, ¿cómo le ha parecido la respuesta institucional a él?

LS: Lo que se está dando es una multiplicidad de actores y un reciclamiento de las técnicas de horror. Desde la institucionalidad creo que, en algunos momentos, puede haber una buena intención pero realmente ésta se ve desbordada y hay un elemento adicional que diferencia lo local de lo nacional: las Fuerzas Militares que dependen de la Nación. La situación es grave y no hay nada qué hacer porque la misma administración local no tiene competencia.

¿Cómo espera que continúe la situación en la 13?

LS: En lo inmediato sigue el desplazamiento, el control del territorio y la afectación por las estructuras criminales y la droga. Un problema muy grave es que, si no se reconocen esos actores que generan coacción y desplazamiento, los desplazados intraurbanos no lograrán ser reconocidos como tal.

Al finalizar la presentación del informe, el Grupo C15 reiteró en sus líricas el homenaje a la memoria, a aquellos que fueron y ya no están, a aquellas sonrisas que para ellos jamás fueron fingidas. “El asfalto de mis calles solo es culpable de que haya amor”, decían Jeihhco, ‘2J’ y ‘Juda’ quienes tienen claro, en sus pensamientos y acciones, que la violencia no es el camino y que pueden haber revoluciones sin muertos.