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¡La farsa de la negociación del salario mínimo!
Partido Socialista de los Trabajadores / Viernes 23 de diciembre de 2011
 

El pasado 15 de diciembre, en forma sospechosamente rápida (sólo fueron necesarias 6 reuniones), hubo acuerdo en la denominada “Mesa de Concertación” para un incremento del salario mínimo del 5,8% (es decir $31.100 por mes, quedando en $566.700). El subsidio de transporte tuvo un aumento de $4.200, quedando en $ 67.800.

En dicha Mesa coinciden los gremios patronales (ANDI, SAC, ACOPI, Fenalco) con los representantes de la CUT, CTC, CGT y Confederación de Pensionados de Colombia (CPC). Como “árbitro” de tal concertación oficia el gobierno, quien en últimas decide por decreto qué aumento se aplicará en caso de no lograrse un acuerdo.

Que los empresarios y el gobierno propicien la farsa es apenas natural. Las ganancias que reportan este año totalizan billones y billones de pesos en todas las actividades industriales, comerciales y bancarias. A pesar de la crisis económica internacional burgueses, banqueros nacionales y de las multinacionales continúan amasando sus fortunas a marcha acelerada. Que el gobierno realice su función (agente y garante de los intereses de esos empresarios y de las multinacionales) es más que natural. A ambos les interesa dar la falsa apariencia de estar preocupados por el nivel de vida de los trabajadores para de esta forma disipar en parte el odio que las noticias de sus ganancias estrambóticas generan en los millones que se debaten en la miseria. Pero que la cúpula de las direcciones sindicales participe de ella, la propicie y sea agente activo de la misma, linda directamente en la traición a los intereses de millones y millones de trabajadores y del pueblo colombiano.

¿Cuál es el meollo de la farsa? Mientras el nivel de desigualdad social en Colombia es el tercero entre 129 países, sólo superado por Angola y Haití, según informe de las Naciones Unidas,” “conciertan” un aumento de salario mínimo que ni siquiera logra disminuir en lo más mínimo tal desigualdad. En cifras gruesas, del total de la población económicamente activa hay 17 millones de colombianos (85%) que tienen ingresos inferiores a dos salarios mínimos. De esos 17 millones hay 11 millones (57%) que perciben sólo un salario mínimo o menos. Hay que recordar que el subsidio de transporte (también parte de esta “concertación) sólo es percibido por trabajadores que devenguen menos de dos salarios mínimos. Las direcciones sindicales, que sólo agrupan en afiliados a las centrales un tres o cuatro por ciento de los trabajadores, se apropian –gracias a los acuerdos con el gobierno y la patronal– del papel de “negociadores” del aumento que afectará directamente esos 17 millones y tendrá repercusión en las demás negociaciones; sin desarrollar ninguna acción real de denuncia, protesta o convocatoria a los trabajadores del país a luchar por un aumento significativo de ese salario mínimo.

Ni siquiera como “negociadores” se les puede denominar a los burócratas sindicales que a manteles con la patronal y el gobierno pactaron tal aumento, regocijándose del mismo. Ellos, igual que la enorme mayoría de las direcciones sindicales burocráticas en el mundo, están decididamente del lado del orden social, de la estabilidad, de la colaboración “entre todos” para tratar de “concertar” medidas que le permitan a los empresarios y sus gobiernos mantener el orden social existente. Por eso aquí en Colombia, en España, en Italia, en Portugal y en decenas de países se sientan a “concertar” los paquetazos laborales, la elevación de la edad de las pensiones, los planes de “primer empleo”, etc., medidas todas ellas a favor de los banqueros, industriales y multinacionales.

Concluida esta mal llamada “negociación” del salario mínimo no nos queda más que señalar abiertamente: la burocracia sindical es también responsable de los niveles de desigualdad social y miseria en el país. Una exigencia de aumento del salario mínimo que en algo plantease reducir tan estrambótica desigualdad entre los más ricos y los más pobres hubiese tenido que partir de exigir un aumento inmediato del salario mínimo de por lo menos 20, 30 o 40%. Y, unido a ello, exigir perentoriamente al gobierno adoptar todos los mecanismos necesarios para impedir que a través de miles de artimañas haya millones de trabajadores que se ven obligados a laborar por menos del mínimo.

Pero esas no son las preocupaciones de la actual dirección de todas las centrales sindicales del país. Por ello, la única opción que queda a los trabajadores que realmente desean defender sus intereses y los de todos sus compañeros de clase, afiliados o no a las organizaciones sindicales, es avanzar en la tarea de construir una dirección sindical clasista, independiente de los patronos y del gobierno, que levante banderas de lucha y movilización para conquistar las reivindicaciones que el nivel actual de miseria y explotación del pueblo colombiano demandan.

Comité Ejecutivo – PST-Colombia