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Balance de Plano Sur sobre la conmemoración de la Masacre de la Rochela
Masacre de La Rochela: "Colombia un Estado sin derechos"
Plano Sur / Domingo 22 de enero de 2012
 

Adentrarse en el Magdalena Medio Santandereano tras la búsqueda de historias de vida relacionadas con la reivindicación de la construcción de memoria histórica como fundamento de la dignidad, fue la apuesta de este equipo, quien en compañía de al menos 400 personas partió desde Medellín la mañana del martes hacia la ciudad de Barrancabermeja, Santander.

Una vez allí fue necesario un poco de descanso y, recargadas las energías, partimos nuevamente en caravana hacia la vereda de Bajo Simacota, llamada La Rochela, un caserío ubicado a unos veinte o veinticinco minutos a pie desde la vía Panamericana.

El encuentro no pudo ser más grato. Aproximadamente unas tres mil a cuatro mil personas provenientes de muchos puntos del territorio nos hicimos presentes para ser testigos de primera mano de la conmemoración de un hecho sangriento que hacía 23 años, exactamente el 18 de enero, dejó 12 funcionarios judiciales muertos, tres sobrevivientes, y 15 familias destrozadas, perseguidas, hostigadas y aún adoloridas.

Pero aquí no se hace necesario, quizá, adentrarse en el detalle de los hechos: que se trataba de una comisión que investigaba algunas desapariciones forzadas y asesinatos ocurridos en la región desde el año 1987, entre ellas la de 19 comerciantes. La Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación ha reconstruido ya los hechos con suficiente verosimilitud y entregó el informe los recoge, publicado en este portal web hace una semana.

Importa, sí, el hecho de que con esta masacre se envió con mayor claridad y contundencia el mensaje de que las alianzas entre narcotraficantes, paramilitares entrenados por Jair Klein, y miembros de la fuerza pública, servían para que algunos personajes como Alias el Negro Vladimir (única persona condenada en el país por la masacre), Gonzalo Rodríguez Gacha (extinto narcotraficante), Tiberio Villareal (congresista para la época de los hechos y una de las personas que más presión ejerció para que se “eliminara” la comisión de funcionarios), entre otros, se consolidaran en el poder regional y local; y en este afán de dominio territorial, estaban dispuestos a hacer cualquier cosa, es decir, pasar por encima del Derecho Internacional Humanitario y borrar de un tajo la distinción entre población civil y combatientes.

Ahora bien, esto es algo que saben muchas de las personas concurrentes al encuentro en La Rochela, incluso lo saben las víctimas. Todo obedeció a una estrategia de perpetuación de impunidad de los crímenes cometidos por fuerzas paramilitares, con la aquiescencia directa e indirecta de miembros de la fuerza pública. Y concretamente, al plan que surgió en una reunión realizada en una finca cercana al lugar de los hechos, donde concurrieron los personajes mencionados y otros más. Así que quienes creen que las fuerzas paramilitares surgieron por la ausencia del estado, se equivocan: fue con su connivencia y complicidad directa.

Casi a mediodía en la jornada conmemorativa se relataron detalladamente los hechos, los nombres delas víctimas, de las organizaciones sociales, campesinas y populares, y medios de comunicación presentes, y se contó –casi que no- con la presencia de algunos familiares de las víctimas, personas adoloridas y, algunas de ellas, convertidas en unas verdaderas luchadoras por la justicia, que en su sentir pasa porque se sepa qué ocurrió, por qué y a manos de quién, y no simplemente en la consignación de una suma de dinero que no puede cuantificar la ausencia de quienes amaron y cayeron muertos en desarrollo de su vocación de esclarecer la verdad. A continuación, algunos de sus testimonios y entrevistas otorgadas a este medio y a otros que concurrieron también al lugar.

Posteriormente, el descubrimiento de la placa conmemorativa con los nombres de las personas muertas y de los sobrevivientes, junto con una pequeña reconstrucción de la historia del caserío, y un pequeño texto que tiene por título “Colombia, un estado sin derechos”, bastante pertinente, dio a entender que la cicatriz no ha podido sanar del todo.

Y es que la lucha continúa. Las víctimas reclaman que los generales del ejército mencionados en los testimonios de los paramilitares que declararon sobre los hechos no han sido investigados, en parte gracias a su fuero militar, en parte porque actualmente la Fiscalía ha dilatado y no ha dado impulso debido a las investigaciones formales. Saben, son portadoras de la verdad sobre lo sucedido, pero a la vez son objeto de amenazas y hostigamientos de toda índole. Reclaman protección a su integridad personal, pero a cambio obtienen dilación.

Es que no importa realmente que se levanten placas en la memoria de lo ocurrido y las personas asesinadas. Quizá tampoco es importante, desde un punto de vista ético y hasta político, que haya sentencias condenatorias en masa por estos crímenes. El derecho penal poco tiene por aportar a este respecto. Se queda corto frente a las demandas no sólo de reparación, sino y sobre todo, de no repetición.

Lo importante, lo acuciante es que no se repitan estos hechos, que se respete la vida de toda la población civil –campesinos, obreros, estudiantes, funcionarios, entre otros-, que esta sociedad no puede tolerar más las terribles alianzas narco paramilitares con miembros del ejército, que el estado colombiano no puede ser más un agente connivente con las mismas, que este país tenga muy presente lo que pasó, y que la ley de víctimas es insuficiente para aportar efectivas verdad, justicia y reparación, entre otras; estas son algunas de las demandas de muchas de las organizaciones y personas asistentes a La Rochela. Y tiene que seguir siendo su estandarte de lucha. No porque se quiera perpetuar la victimización, sino para lograr cosas bien distintas: un trato digno hacia las gentes más humildes de esta tierra, y la garantía de que sus lazos de vida política en sus comunidades son intocables.

Plano Sur se une pues a este llamado, y da voz, sin censura ni vetos de ninguna clase, a quienes luchan por estas reivindicaciones de dignidad y respeto por la vida de parte del estado colombiano hacia sus ciudadanos, de un estado en el que, si su democracia funcionara, sencillamente estos hechos no ocurrirían.

Sigue el camino, pues, hacia la paz, y seguiremos presentes en sus avances.

¡QUE EL MIEDO Y EL OLVIDO NO SE APODEREN DE NUESTROS CORAZONES!


Vea la galería fotográfica:

http://www.flickr.com//photos/planosur/sets/72157628962137113/show/