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Mujeres en Afganistán: "Una década perdida"

Catalina Carmona Ruiz / Viernes 10 de febrero de 2012
 





Georgette Gagnon, director de la United Nations Assistance Mission in Afghanistan UNAMA Human Rights, señaló en una rueda de prensa, el pasado sábado 4 de febrero: "la UNAMA ha documentado 3.021 muertes de civiles en 2011, con un incremento del ocho% frente al año 2010. En 2011 fue el quinto año consecutivo en el que se ha observado un aumento de muertos y heridos civiles. 11.864 civiles han muerto en este conflicto los últimos cinco años desde 2007. "


El Estado Español, esta presente en Afganistán con su ejército desde que firmó un acuerdo en 2001 en el que autorizó a sus unidades militares a participar en la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad ISAF (siglas en inglés ). Así, desde el enero de 2002 participa con 1.068 efectivos y 98 integrantes de las fuerzas armadas muertos, segundo datos del Ministerio de Defensa del Gobierno Español.


En este contexto, parece que la situación de las mujeres en este país no ha cambiado mucho. La mujer en Afganistán en algunos casos es una mercancía y se intercambia como si fuera un objeto. Los derechos que tienen las mujeres son muy limitados, aunque la Constitución Política tenga incluida algunas normas que parece que las protejan. Muchas de estas normas aún no se cumplen. Además, las mujeres sufren malos tratos por parte de sus maridos y no tienen posibilidad para defenderse, porque no existen programas integrales para su protección.


Un ejemplo de esta situación la vivió Bibi Aisha, la castigaron con la mutilación de su nariz y las orejas. En las regiones rurales cuando hay conflictos en las familias, una manera de resolverlos es dar una hija a la familia que se ha sentido ofendida, y este fue el caso de Bibi que fue obligada a casarse a los 16 años, recibió malos tratos y fue castigada por intentar huir. Este es un caso que fue muy conocido al ser difundido por los grandes medios de comunicación, sobre todo por un retrato fotográfico de la Bibi Aisha hecho por Jodie Bieber, la cual en inmortalizó su sufrimiento y recibió por esta fotografía el premio 2010 del World Press Photo.


"Durante la época de la monarquía las mujeres tenían teóricamente los mismos derechos que los hombres, la educación era obligatoria para todos y, incluso, desde el Gobierno se hicieron campañas contra el hecho de que las mujeres llevaran el velo islámico . Después, sin embargo, con la ocupación soviética (1979-1989) y, posteriormente, con la dominación de los jehadis (1989-1996) y los talibanes (1996-2001), la mujer se convirtió en arma de guerra, sin ningún tipo de derecho, ni siquiera los más fundamentales. Con la caída del régimen talibán en 2001, la situación de las mujeres en Afganistán ha mejorado, si bien es cierto que sólo ligeramente "dice el informe" Afganistán, Justicia, Paz y Derechos de las Mujeres ", de diciembre de 2010, redactado por la periodista catalana Mònica Bernabé, y publicado por la Asociación para los Derechos Humanos en Afganistán (ASDHA).

Mónica Bernabé, que vive desde hace cinco años en Kabul, es periodista free lance, y a la vez presidenta de ASDHA, asociación que defiende los derechos de las mujeres afganas.


Bernabé participó el 31 de enero al Caixa Forum de Barcelona ​​en una conferencia con el título: "Afganistán, una década perdida", junto al periodista Gervasio Sánchez. Mónica Bernabé enfatizó que: "el problema de las mujeres en Afganistán no es el Burka. El Burka, es en su origen una pieza de las mujeres de clase alta para no tener contacto, ni relacionarse con las mujeres de la clase baja, luego los talibanes la impusieron como pieza obligatoria para las mujeres y así se convirtieron en un símbolo de la represión contra las mujeres en Afganistán. Es también un problema de tradiciones y de costumbres que como tales no se pueden cambiar de un día para otro. "


Matrimonios forzados


En Afganistán las mujeres no tienen ningún derecho, los hombres sean el marido, el padre o el hermano deciden sobre su vida. En la mayoría de matrimonios las mujeres están casadas a la fuerza. Bernabé señaló: "Es una tradición que el hombre pague una dote por la mujer con la que se quiere casar. La dote es una gran cantidad de dinero que puede ser entre 2000 y 3000 euros, en un país donde el sueldo de un funcionario es de 60euros. Cuando el hombre se casa, considera que la mujer es de su propiedad, ha pagado por ella."


"En la tradición afgana, las mujeres son depositarias del honor de la familia, que se mide con su castidad. Para proteger esta honra, se evita que salgan de la casa, intentando que su vida se reduzca a la ámbito doméstico y, sobre todo, que no tengan relación con personas del otro sexo. La virginidad de las mujeres antes del matrimonio es crucial. De hecho, si mantienen relaciones sexuales sin estar casadas se considera que cometen adulterio, lo que se castiga con penas de prisión ", dice el informe Afganistán, Justicia, Paz y Derechos de las Mujeres".


Este informe también señala que la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán denunciaba en 2004 que el 38% de las mujeres aseguraban que se habían casado en contra de su voluntad, asimismo, el 50% declaraban que no estaban contentas con su vida familiar. Y, según datos de UNIFEM correspondientes al año 2008, entre el 70 y el 80 por ciento de las mujeres de Afganistán son forzadas a casarse con alguien que su familia los ha escogido. De hecho, los matrimonios forzados se consideran la principal razón de la violación de los derechos de las mujeres en Afganistán.
 

Mortalidad materna


En Afganistán, tal y como expuso Bernabé, no existe planificación familiar, muchas mujeres paren sus hijas e hijos en su casa. Esto influye en la salud de las madres. El Informe Mundial del Madres de 2011 de la Fundación Save the Children sitúa a Afganistán en el último lugar, es decir como el peor país para ser madre: "Una mujer noruega recibe una media de 18 años de educación formal y vivirá aproximadamente hasta los 83 años, el 82 por ciento utiliza métodos anticonceptivos modernos y sólo una de cada 175 perderá a un hijo o hija antes los cinco años. En contraposición, una mujer afgana recibe menos de cinco años de educación formal, y no vivirá más de 45 años. Menos del 16 por ciento usan anticonceptivos y una de cada cinco niños pierde la vida antes de cumplir cinco años. Con esta cifra, todas las madres de Afganistán tienen una elevada probabilidad de sufrir la pérdida de al menos uno de sus hijos o hijas a lo largo de su vida. "