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"Falso positivo"
Así no es, coronel
Jemay Parra Moyano / Jueves 8 de marzo de 2012
 

El pasado viernes 24 de febrero los medios de comunicación abrieron sus notas judiciales con la información suministrada por el boletín de prensa del Comando Departamental de Policía. En el mismo se narraba como dentro del marco de la operación Dignidad IV, y en acciones adelantadas en las últimas horas, tras varios días de seguimientos fueron capturados seis hombres por delitos sexuales con menores de edad.

Leí la noticia con atención y me sentí confortado con que la Policía hubiese desarrollado un operativo de tal efectividad, cuyo resultado no significaba otra cosa que la reclusión en la cárcel de seis abusadores de menores. Me imaginé el diseño y planeación del operativo, la manera como debieron destacarse un grueso número de integrantes del organismo policial, la coordinación e intercomunicación con los distintos destacamentos, la implementación de toda una logística de seguimientos que finalizó con una operación conjunta de seis capturas y terminé aplaudiendo a la Policía, por realizar tan colosal esfuerzo contra los presuntos violadores.

Todos quedamos convencidos, y cómo no estarlo si la información provenía de la oficina de comunicaciones estratégicas del Departamento de Policía del Quindío. Sin embargo, Caracol Armenia no tragó entero y realizó todo un proceso de investigación y verificación, el resultado fue desconcertante; las capturas no habían tenido ocurrencia en las últimas horas, como dice el comunicado, sino en los últimos meses, específicamente entre octubre y diciembre, es decir, la cacareada operación si es que lo fue, había culminado el año pasado; uno de los delincuentes ya estaba condenado y para colmo, los sujetos que fueron presentados por la Policía en rueda de prensa ante los periodistas, no eran los señalados en el comunicado, sino terceros útiles para la pantomima.

En efecto, al mejor estilo de Steven Spielberg, la Policía con los nombres de unos capturados en intervenciones aisladas, había construido toda una falacia de operación, con reparto de actores y puesta en escena.

Más desconcertante aún fue la explicación con la que el coronel Roa pretendió aclarar lo que denominó como una simple equivocación, una inconsistencia en el encabezado. Bien valdría la pena diferenciar el error de la mentira. El error es una equivocación sin intención, es la consecuencia del desconocimiento, la mentira en cambio es la afirmación de algo que se sabe falso; la mentira es una violación voluntaria de la verdad, y eso fue lo que ocurrió.

Desde luego la policía conocía las fechas de las capturas y por ende sabía que las mismas no habían tenido ocurrencia en las últimas horas, como reza el comunicado; la convocatoria a una rueda de prensa y la presentación de un grupo de capturados sin advertir al auditorio que era una representación teatral, fue poco menos que bochornosa.

Desde que fui secretario general del comisionado nacional para la Policía, aprendí a querer y respetar, aún más, esa institución, tan cara a los afectos de los colombianos. Es por ello que resultan inaceptables estas actuaciones que ponen en tela de juicio la credibilidad de la Policía Nacional, como resulta inaceptable que se le falte al respeto a la sociedad quindiana y permanezcamos silenciosos y genuflexos.