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Debate
El anhelado sueño de la paz con justicia social
Nelson Lombana Silva / Jueves 30 de agosto de 2012
 

El tañer de campanas y el vuelo de palomas blancas al anuncio del presidente Santos y el movimiento guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC – EP de comenzar en la heroica Cuba socialista diálogos exploratorios llena de esperanza al noble pueblo colombiano sumido en el terrorismo de Estado, en la miseria galopante y en la burda explotación del hombre por el hombre.

Esperanza que hay que alimentar con la participación activa de las masas debidamente organizadas y politizadas; masas que se sientan parte activa de las discusiones y de las posibles alternativas propositivas para acabar con el conflicto que ya supera los 50 años y la oposición al régimen capitalista transite por canales libres del asesinato a mansalva, el silenciamiento cobarde de los medios de comunicación y la estigmatización que produce constantemente la doctrina de la seguridad nacional.

Hay que mirar la iniciativa con optimismo. Sin embargo, eso no es óbice para decir sobre el camino espinoso que habrá que atravesar el proceso de diálogo. La base del capitalismo es la violencia. Podría decirse que el fundamento de éste es la fuerza bruta e inhumana. “La historia de todas las sociedades – dice el Manifiesto Comunista publicado en febrero de 1847 – que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”.[i]

Entender la dinámica de la lucha de clases, permitirá tener una idea mucho más estructurada y universal sobre el tema de la paz en Colombia. Nos permitirá comprender con mayor claridad los derroteros, los retos y los enemigos agazapados de los cuales hablara Otto Morales Benítez. Eso permitirá tener una mayor fortaleza para resistir los desafíos que enfrenta un proceso de esta envergadura y talante.

Se trata de romper la ideología de la burguesía y hacer valer la ideología del Proletariado. Es decir, del pueblo en su totalidad con toda su dinámica. “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante”, señala Carlos Marx. ¿Por qué es importante entender esto? Sencillo. Vamos a entender con más claridad el complejo tejemaneje de la paz, vamos a caracterizar con más propiedad a los enemigos y amigos de la paz. Es más: Vamos a comprender la necesidad de actuar como pueblo y no pasar a la historia como simple espectador.

Con toda seguridad la burguesía y el imperialismo norteamericano buscarán un proceso de paz de acuerdo con sus pretensiones de clase. O sea, el pensamiento de que nada cambie y todo siga igual. Que la insurgencia apague su accionar y reciba mendrugos de pan que caen de la mesa del rico Epulón.

Por el contrario, el Proletariado, es decir, el pueblo sueña con la paz pero con justicia social; entiende que la paz es fruto de cambios estructurales a favor del pueblo, que todos y todas tengan garantizadas las tres comidas básicas diariamente, techo, educación, salud, recreación, libertad y democracia. Es una paz real, humana demasiado humana como dice Federico Nietzsche, donde sean los hijos los que entierren a sus padres, la gente muera tranquila en sus camas y la juventud toda la oportunidad para desarrollarse como persona y como profesional.

Por eso, son distintas las perspectivas que tiene la burguesía de un eventual proceso de diálogo que el Proletariado. Y esto solo se entiende, si tenemos claro el sentido de la luchas de clases. La burguesía intentará imponer su modelo de paz con base en sus intereses de clase y lo mismo hará el Proletariado, como es apenas obvio. Es por eso el llamado a luchar el pueblo por una paz con justicia social, a blindar el proceso y defenderlo con la organización y la movilización permanente.

Los diálogos de paz se ubican en el centro de la vida nacional. La lucha de la burguesía es porque ésta no trascienda en el pueblo, porque un pueblo analfabeto resulta fácil de manipular; mientras tanto, la tarea de la izquierda y los demócratas son porque trascienda en el pueblo y alrededor de mesas redondas, talleres, conferencias, simposios, debates, etc el pueblo asimile el proceso como un hecho histórico y de singular valor.

Ese es el reto.

[i] Textos Escogidos. Marx, Carlos y Engels, Federico. Biblioteca marxista. Una editorial latinoamericana. Ocean sur. Página consultada 66.