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La Marina, en el Tolima, se quedó sin agua
 

Hace un año firmaron el contrato, cuando el nacimiento de la finca de don Lelio florecía, en el mes de diciembre de 2011 llegaron con taladros y Poli-Plus un producto “biodegradable”, que aún permanece sobre las hojas caídas en el suelo, hace 23 años don Lelio y su familia cultiva cacao, café, yuca y maíz, en el predio donde esta la huella que dejo el agua, en tantos años el agua que brotaba, servía para alimentar el lago de los peces y el ganado de los potreros.

Como no sonaría ilógico que en la Marina en la cuenca del Recio, un campesino y su familia, no tengan agua en su finca, que la traigan de otra finca y su tanque de almacenamiento se llene por una pequeña manguera, que debe traer el suficiente liquido para las labores del hogar, regar los cultivos y alimentar el ganado que esta a más de 300 metros hacia abajo del tanque y la casa; hoy el lago de los peces esta vacío y en su lecho creció una planta de bore, que da fe de la humedad del suelo; la huella de la quebrada se conserva, pero la empresa minera asegura que en el mes de diciembre de 2011, cuando hicieron la intervención “ya no había agua”, pero vive en el conocimiento de los pobladores de la región este nacimiento y el Mono Cuadros un vecino, recuerda que siempre ha tenido negocio con don Lelio por el ganado, dada el agua abundante que se podía destinar.

Cuatro meses en silencio, contando enero, febrero, marzo y abril de 2012, hasta que no pudo callar más y tuvo que aceptar que al firmar un contrato de servidumbre con Mineros S.A, el nacimiento de su prospera finca había desaparecido, pues uno de los mojones de exploración estaba a tan solo 15 metros de el mismo, no ha 30 metros como la ley colombiana lo dicta, respetando la ronda hídrica.

Son meses de un conflicto que no encuentra salida y más cuando se sabe imposible reversar dicho daño, el proceso legal avanza, pero mientras se esclarece se hace necesario demostrar la causa técnica de la desaparición del agua, la empresa minera hoy mira alrededor de la huella de agua y quiere encontrar en el cultivo de cacao y café la razón, en ese paso se dice que don Lelio debe asumir el costo de pagar un estudio de impacto ambiental, que es un estudio interdisciplinar y necesita del Biólogo, el Geólogo, el Ingeniero, el Sociólogo y más, para así poder ganar una batalla, en la que entro por un contrato en el que se ganaría setenta mil pesos por cada mojón de exploración, siete millones por la muerte de sus cacaos en dicho proceso y una manguera para traer el agua del otro sector.

¿Que costo ambiental puede tener la perdida del agua?, ¿Qué irrisorio valor se puede dar por tan valioso bien?, todo ocurre ante una administración municipal complaciente, que dejo un municipio sin plan de desarrollo y proyecta convertir el Líbano en un “distrito minero”, hoy la comunidad de la Marina se indaga y cree que la administración desde la autoridad ambiental del municipio, debe asumir el costo del estudio y estar del lado de la comunidad campesina, de don Lelio y su familia, brindando garantías para que tantos otros más puedan denunciar el daño causado en sus fincas.