La construcción imperial al estilo colonial vuelve y muchos de los colonizadores son recién llegados que se han abierto paso para superar a los depredadores establecidos europeos y estadounidenses. Apoyados por sus gobiernos y financiados por las enormes ganancias de los beneficios de las inversiones y operaciones comerciales, además de los excedentes de los presupuestos, las nuevas potencias económicas neocoloniales emergentes están haciéndose con el control de amplias extensiones de tierra fértil de los países pobres de África, Asia y América Latina con la intermediación de los regímenes locales corruptos de libre mercado.
Se han concedido millones de acres de tierra a potencias emergentes que, como mucho, prometen invertir millones en infraestructuras para facilitar el traslado de los productos agrícolas de su propiedad a sus propios mercados locales y abonar los salarios en vigor de menos de un dólar diario a los campesinos locales indigentes y están elaborándose proyectos y acuerdos entre potencias emergentes y acomodaticios regímenes neocoloniales para expandir la apropiación imperial de tierras hasta abarcar decenas de millones de hectáreas de tierras cultivables más en el futuro muy cercano.
Escribe James Petras